martes, 15 de marzo de 2011

Carta del capitán de la niebla

Me busco a mí mismo. Se bien quien soy pero tengo miedo a encontrarme. Un trazo tembloroso sobre un folio arrugado es testigo de ello bajo una luna que me observa expectante mientras busco el brillo de la cordura en el abismo infinito de una mirada a la lejanía. Eres ausencia.

Mi búsqueda la mantiene la esperanza de mis fantasmas desvaneciéndose, se llevan la mentira para dejar paso a la claridad... y entre la luz que empezó a surgir te vi: mi yo. Tu rostro apenas era visible en mi mundo aun en penumbra pero allí estabas para contemplar lo que creí que me faltaba y escapar de mis insomnios. Pero existes y me vale, te acojo y te sobra. Eres presente y serás mi futuro. Memoria de una piedra sepultada que quiere ver la luz mientras las sombras aún palpitan en mi corazón. Sigo siendo preso, pero tengo la libertad de estar preso en ti. Porque hay peores cárceles que las palabras… Un silencio a gritos que voy a aprender a no callar con ellas.

Nada; aquello que fuimos, somos y seremos, pero podemos vivir de sueños. Y toca fabricarlos de nuevo para construir mi nueva realidad.

Miro el vaso casi vacío, saludo a la verdad que empieza a erguirse y te doy la bienvenida a mi canción. Otra luna es testigo y te susurro en medio de la multitud. Te haces viento, me dejo llevar y arrastras mis palabras sin rencores. Un gracias y hasta siempre.

Por fin te he encontrado: me he encontrado. El puro amor de un dios adolescente tras las palabras de un poeta de basura. Sentimientos invertidos y cruzados convergen al fin… y el mundo entero me da igual porque si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.


“Como quien escapa a través de las páginas de una novela porque aquellos a quien necesita amar, son sólo sombras que viven en el alma de un extraño…”

//… вυrιed alιve