miércoles, 10 de marzo de 2010

One vision...

Hubo una persona, hace un tiempo, que había descubierto que su visión era diferente al del resto de las personas. Creyó, equivocadamente, que tenía un problema en sus ojos.
 Con el pasar de los años la diferencia era más y más notable: a él le llamaban la atención detalles que a nadie más, y lo sensibilizaban hasta las lágrimas otros que para la mayoría eran nimiedades. Algunos lo acusaron de loco. Otros simplemente lo ignoraron. Los ojos de esta persona eran distintos, el mundo que se creaba frente a él no era el que todos veían.
Una vez, mientras conversaba con un sacerdote, le contó su problema. El sacerdote extrañado lo miró y le pidió pruebas.
 -No tengo pruebas; no sé cómo ven el mundo ustedes, sé cómo lo veo yo.


Al sacerdote le pareció lógico y le pidió, entonces, que le muestre la manera en la que él veía el mundo, y le entregó un pincel y un lienzo.
Esta persona dibujó lo que veía y el sacerdote permaneció en silencio, atónito, viendo como el lienzo cobraba vida. Luego lo miró y sonrió.


- Usted, hijo, no tiene un problema en sus ojos. Usted simplemente es un artista.
 

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