Cuatro primaveras calladas…
La mirada perdida y la voz oxidada… no consigo recordar cómo he llegado hasta aquí… pero que no queden más relojes que oprimen y encogen; que sean muchas más las lunas que nos pillen bailando la balada del despertador, cerrando los bares en tu honor aunque la derrota empiece a silbar su canción… y espera que cuente mil cuentos que a nadie interesan.
Me cansé de jugar a no quererte… pero me ganas y no te merezco. Te extraño y no me arrepiento. Me das el tiempo que no te hace falta… te añoro en la ausencia y me asusta tu presencia… y cuando quiero tenerte a la vez quiero perderte… dime por qué luchas y sabré por qué lloramos... que los sueños son de nadie… que lo mismo llevamos flores, que pisamos corazones… que no se vivir sin ti y no quiero vivir contigo… que “si fuera como me has contado, me quedaría aquí a tu lado para saber qué es lo que ves…”
Dime por quien vives y te diré cómo mueres… mientras trato de buscar el equilibrio entre no quererte y quererte sin ser… porque un tequiero de cada tres no son suficientes para que vuelvan los inviernos que parecían primaveras, ni siquiera con el corazón alicatado hasta el techo y sacudiendo las cenizas que aún nos queman.
Cuando el miedo y el frío hacen de ti una estatua en tu propia cama, no ansíes que la verdad pura y dura acuda en tu auxilio, porque todas historias necesitan palabras… sin ellas palidecen, enferman y mueren. Y luego te persiguen. Y añoras… el tiempo en el que el viento era el dueño de tu pelo… lejos… pues la distancia es el olvido de la razón…
Venías con la intención de robarme la atención... de provocar un sentimiento… y cuando pude darme cuenta, me sobraba la impaciencia… pero no consigo recordar por qué motivo me fui… Porque naufragué contigo y ahora, al amanecer, el viento me hará recordar… tal vez la caricia de la destrucción nos haga reflexionar… volveremos a contar mentiras en silencio y la vida seguirá… como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
Le dije a mi canción que no fuera pasajera... ceniceros de sueños… déjame ver qué hay detrás del miedo.
Hoy he saltado a la calle sin corazón de repuesto… puede que no compense vivir de sueños… Es hora de empezar a andar.
//… вυrιed alιve
SIn palabras, es increible.
ResponderEliminarUn beso